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Foto del escritorPsic. Karen Martínez Contreras

El pensamiento científico y su importancia en la Psicología.


Las humanidades y el estudio que realizan, entre las que se encuentra la Psicología, evolucionan constantemente dependiendo del entorno, el contexto, la diversidad de las culturas, los sucesos que modifican a la sociedad y el pensamiento de los sujetos; es por ello, que como tal, no forma parte de las ciencias exactas.

No obstante, al hablar de la Psicología estamos en un área que se rige por el pensamiento científico; es decir, al estudiar la conducta del ser humano y sus relaciones sociales o personales, el rigor minucioso de la ciencia se hace presente a partir de la metodología científica.


En el caso de los profesionales de la salud mental y la Psicología, estudiamos un caso a partir de la observación de los hechos, el análisis meticuloso de la historia y el contexto familiar, así como el problema focal o los problemas por los que un paciente intentará analizar y resolver mediante la práctica terapéutica. Asimismo este trabajo se puede llevar a otros ámbitos sociales como los que se presentan en una organización, una comunidad o en un espacio escolar.


Los psicólogos contamos con pruebas proyectivas y de medición estandarizadas, según tipos de poblaciones a quien serán dirigidos con la intención de obtener algún tipo de recabación de datos. Asimismo, sustentamos nuestro análisis e intervención en alguna de las teorías de la personalidad, que dan base al estudio que realizamos, efectuando un diagnóstico completo basado en los diversos elementos estudiados, y con los lineamientos de manuales de psicología. Apoyándonos en este diagnóstico realizamos el plan de intervención requerida para cada caso en específico.


Los profesionales de la salud mental trabajamos a través de la empatía procurando la objetividad para elaborar en conjunto con el sujeto el análisis de su historia, su estructura de personalidad, sus recursos personales o fortalezas, en la construcción de estrategias, la creación de redes de apoyo cando es requerido y sobre todo en que él mismo sea el generador de su propio proceso de solución a la problemática que lo aqueja.


Teorías, doctrinas y grupos de terapias radicales y sus diferencias con el pensamiento científico.


Hay una basta necesidad de encontrar alivio ante este mundo que puede ser caótico, ante enfermedades y situaciones mentales a las que estamos sometidos como sociedad y como individuos día a día: estrés, miedo, normalización de la violencia, ansiedad, burnout, inseguridad, celos y problemas de pareja, alcoholismo, drogadicción u otros tipos de adicciones, problemas alimentarios, etc.


Frente a tal demanda y urgencia de la búsqueda del bienestar, una gran cantidad de tipos de teorías, grupos de autoayuda y doctrinas afloran, una constante de oferta de diplomados en terapias alternativas que certifican en unos cuantos meses a personas que tienen, en su generalidad, buenas intenciones para querer ayudar a los otros, sin embargo no cuentan con los conocimientos científicos ni fundamentos teóricos y éticos, además de que carecen de experiencia profesional.


Actualmente podemos observar una afluencia de teorías y doctrinas osadas que pretenden dar respuesta a los desórdenes sociales e individuales que existen. En Internet la magnitud de información que se encuentra es imponente y podemos encontrarnos con toda clase de teorías y creencias que dicen tener la verdad, muchas con las que hemos de tener especial cuidado.


Es todavía más lamentable y preocupante aquellos grupos que se atreven a prometer dar una solución milagrosa, que aseguran generarán "un cambio de vida total para encontrar la felicidad", siendo sus métodos radicales, que por lo regular se alejan del pensamiento científico; incluso hay teorías de conspiración que contradicen estudios que han requerido años de investigación, argumentando sus creencias en base a afirmaciones dogmáticas e incuestionables, colocando así sus métodos como la única forma para encontrar soluciones y de tener la verdad absoluta.


Es común que ante una problemática las personas sintamos la necesidad de apoyarnos en métodos no científicos para tener respuestas y haremos todo lo posible de que algo funcione para la problemática que nos aqueja.


Cabe la posibilidad que con este acompañamiento se puedan encontrar mejorías por sentirse escuchado, apoyado, ser parte de una comunidad con afinidades e ideales que defender, tener momentos catárticos y estar en un ambiente donde se siente apropiado expresarse, sentirse especial, escuchado, dentro de algo que se dice es bueno para ti y para los otros; esto en sí llega a ser un gancho para que las personas crean que el resultado es favorable, para sentirse mejor y creer que ha encontrado la respuestas a su búsqueda.


La sensación de mejoría para algunos de los casos solo será un paliativo temporal pues no cuentan con fundamentos como para corroborar que tienen la solución sobre las situaciones las cuales se plantean pueden dar respuesta.


Aunado a ello, por lo regular los guías otorgan consejos desde su sentido común o desde la doctrina que están profesando, o incluso desde sus propios intereses, tienden a decir al consultante qué hacer para solucionar sus problemas; para una persona que está desesperado e inmerso en problemas es común pensar que haciendo lo que el otro dice, en lugar de lo que por voluntad propia ha hecho y ha fallado, será una fórmula infalible en la que puede confiar para que todo sea diferente.


Lo cuestionable en esta forma de resolución es que, por lo general, alguien que da un consejo lo dice sobre su experiencia, no toma en cuenta la diferencia de contextos, vivencias y personalidades, por lo que no sabe si esto le pueda ser útil a los demás. La otra dificultad que observo es que al permitir que alguien decida por un sujeto, éste cede su autonomía, su capacidad de resolución, su razonamiento y su voluntad. Una persona que cede esto se vuelve vulnerable a la manipulación.


Con esto, no deseo negar la importancia en nuestras vidas del papel de las creencias e incluso de la fe, ya que de una u otra forma somos seres espirituales que contamos con explicaciones “no científicas”, sin embargo, dichas creencias solemos entenderlas como algo que aplica sólo en lo individual y no para todos, de tal manera que respetamos las de los otros. Este posicionamiento nos mantiene fuera de controversias, basado en el respeto y tolerancia a las ideas ajenas.


Terapias alternativas que sí pueden ser un apoyo.

Es importante diferenciar de las anteriores a aquellas terapias alternativas que sí pueden apoyar en algunos aspectos del proceso de sanación de las personas, por ejemplo herramientas como el mindfulness, la práctica de yoga u artes marciales como Taichí para conseguir un estado físico y de concentración mental más pleno, entre otras.


Así mismo, hay grupos organizados de autoayuda que son muy útiles y tienen valiosos resultados comprobados a través muchos años de trabajo, los grupos de autoayuda están compuestos por personas que presentan la misma enfermedad. Las funciones de estos grupos son la de aportarse ayuda mutua, apoyo y la de hacer disminuir la sensación de aislamiento y estigmatización que pueden presentar los pacientes.


Aunado a estas sesiones el sujeto que requiera el apoyo debe acompañar su tratamiento con un profesional de la salud, los grupos de autoayuda nunca pueden sustituir a un especialista. Ambos tratamientos deben ir de la mano en búsqueda de la superación de cualquier problema.


En general debemos considerar que si recurrimos a cualquier terapia alternativa, esta debe ser un complemento en búsqueda de nuestro bienestar, pero inicial y principalmente debemos contar con un tratamiento médico, psicológico y/o psiquiátrico que atienda de fondo y causa nuestro padecimiento de forma profesional y apegado a los lineamientos de la ciencia.


Cuando tenemos la necesidad de acudir a pedir ayuda, es muy importante mantenerse atentos y desarrollar el criterio para elegir la terapia que nos sea conveniente y discernir ante tantos tipos de opciones, ideas, creencias o teorías.


Qué esperar al buscar apoyo terapéutico con un psicólogo.

Por lo general, cuando asistimos a alguna institución, ésta ya ha hecho un trabajo previo de recursos humanos que acredita que los servidores públicos o privados que atienden la salud mental sean profesionales de la salud.

Pero cuando acudimos a un particular, es importante insistir en el uso del buen criterio y de referencias cuando se requiera buscar apoyo terapéutico, en especial cuando son casos delicados en los que se presentan pacientes con trastornos de la personalidad, violencia familiar, adicciones, o cuando se sufre de una situación traumática severa; estos panoramas requieren una forma de tratamiento especializada, y en muchos casos multidisciplinaria.


Así mismo es prudente decir que los psicólogos podemos intervenir en diferentes áreas de estudio y especializarnos en ellas, de esta manera hay psicólogos laborales, sociales educativos y clínicos; estos últimos son los que se dedican a dar terapias y éstas serán también distintas según la corriente filosófica y teórica con la que el psicólogo se enfoque y en muchos casos también dependerá con el tema de especialización con el que trabaje el psicólogo que pueda definir su estilo de terapia.


La ética profesional que rige el que hacer de los psicólogos es fundamental, sustenta que los pacientes que llegan con situaciones problemáticas y se encuentran vulnerables emocionalmente, no sean engañados con esperanzas falsas de “cura” o mejoría a través de métodos "fáciles y rápidos" no comprobados. Un psicólogo debe dar a su paciente un encuadre de cómo se trabajará, la frecuencia, el ofrecer un espacio de confianza y confidencialidad y debe dejar en claro que se trata de un proceso paulatino en el que habrá evolución o no dependiendo del motivo de la consulta y gravedad del problema, la constancia, el trabajo que el paciente requiera realizar en sus sesiones, y tener un objetivo realista al que se necesite llegar.


El pensamiento científico está basado en años de estudio la observación de los hechos tangibles, la formulación de hipótesis, la experimentación y la comprobación repetible; aun así es importante mencionar que no se cuenta con una verdad absoluta, por lo complejo que puede ser el sujeto de estudio. Es por ello que los psicólogos trabajamos con todas las variantes posibles y nuestro trabajo dependerá de la disponibilidad del sujeto o comunidad a la cual tratamos, para a dar resultados.


La psicología es una ciencia seria que estudia la complejidad del ser humano desde el conocimiento y el tratamiento de las emociones, las diferentes conductas humanas y sus motivos, ya sean familiares, personales y hasta genéticos. Es decir que reconocemos al sujeto como un ente biopsicosocial. Es por ello que frecuentemente la Psicología trabaja multidisciplinariamente y se apoya de médicos, abogados, trabajadores sociales, sociólogos, psiquiatras, neurólogos, nutriólogos, terapeutas del lenguaje y más profesionales que permitan el mejor entendimiento de los seres humanos y sus múltiples conductas y el mejor desenvolvimiento del caso para apoyar al sujeto en la diversidad de factores que influyen en su malestar.


Es por ello que la recomendación es acudir a profesionales de la salud mental, psicólogos certificados, de preferencia con experiencia en temas específicos y sobre todo comprometidos con la ética de la profesión. De esta manera el proceso implicará un estudio profundo de las causas, el estado emocional del paciente y de la construcción conjunta de posibilidades de solución.


Psic. Karen Martínez Contreras

Departamento de Psicopedagogía del CSM Cuernavaca

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