APEGO SEGURO
- Psic. Karen Martínez Contreras
- 6 may
- 4 Min. de lectura
¿Cómo educar a nuestros hijos para que desarrollen un apego seguro?

Un apego seguro es fundamental para confiar, establecer las bases para construir vínculos sanos y experimentar una mayor felicidad. Los vínculos tempranos influyen en la forma en la que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos en la adultez.
La base del apego seguro se establece en tanto los cuidadores responden de manera sensible y consistente a las necesidades de los niños. Cuando los pequeños reciben este tipo de atención, se sienten amados y seguros.
Los resultados de este tipo de apego son invaluables, pues aquellas personas que lo han experimentado están mejor equipadas para establecer relaciones saludables y satisfactorias. Además, cuentan con los recursos afectivos necesarios para amar y dejarse amar, pero, al mismo tiempo, valoran su autonomía emocional y respetan la independencia de los demás.
Aunque es preferible desarrollar este estilo de apego durante la niñez, transformar un apego inseguro en otro más adaptativo y menos doloroso no es tarea imposible. Consideremos las siguientes bases para fomentarlo en los niños y cultivarlo en nosotros mismos como adultos:
Confianza y seguridad: el niño confía en que sus cuidadores estarán allí para él, al responder a sus necesidades físicas y emocionales con afecto y responsabilidad. Autoimagen positiva: el pequeño se ve a sí mismo como merecedor y digno de amor, al sentar las bases de una autoestima con suficiente solidez para enfrentarse a cualquier desafío de la vida en el futuro.
Exploración y autonomía: el pequeño se siente tranquilo para aventurarse y explorar su entorno. La clave aquí es que el menor tiene la certeza de que cuenta con un refugio seguro al que volver cuando lo necesite.
Seguridad en la separación: el niño comprende que su madre, padre o cuidador regresará, aunque se ausente de forma temporal.

Recomendaciones para los padres para fomentar el apego seguro:
La relación que tiene el infante en el entorno familiar es el más importante y donde se crean los vínculos más cercanos que tendrán mayor relevancia a través de su desarrollo y crecimiento. por ello los padres y madres debemos ser conscientes de las interacciones que tenemos y que forman parte de la educación que les ofrecemos. Para crear un vínculo saludable reflexionemos las siguientes sugerencias:
1. Hacer que el/la menor se sienta querido y valorado
Sin lugar a dudas, esta es una de las responsabilidades que no podemos pasar por alto. Amar y valorar a nuestro hijo no es suficiente por sí solo; es esencial hacérselo saber con nuestras acciones:
Aceptarlo tal y como es.
Validar sus emociones, sin juzgarlas.
Apoyarle a equilibrar los hechos acontecidos con sus emociones.
Tener un vínculo afectivo físico respetuoso, demostrarle tu cariño y amor a través de caricias, darle abrazos y decirle que lo queremos.
Escucharle y tener en cuenta su opinión.
Respetar tanto sus gustos como intereses, y reconocer lo que lo hace único.
Pasar tiempo de calidad con él, ya sea dedicado al juego, una charla o un paseo.
Prestar atención cuando quiere enseñarnos algo que ha hecho o que le apasiona.
Responder a sus pedidos de atención. Por ejemplo, si nos dice: «¡Mira, papá, ¡cómo salto a la piscina!» o «¡Mamá, mira cómo pateo la pelota!», es importante hacerle saber que valoramos sus esfuerzos y nos alegran sus logros.
2.Ser consistente y previsible
Establecer rutinas claras y coherentes es imprescindible para brindar confianza y estabilidad al niño en el día a día. La consistencia en nuestras acciones cotidianas, desde las comidas hasta la hora de dormir, refuerza esa sensación de seguridad y contribuye al desarrollo de un apego seguro.
3. Mostrar sensibilidad ante sus necesidades
Es esencial responder de manera afectuosa a las necesidades del niño desde que es bebé, ofrecer consuelo y apoyo en momentos desafiantes. En este sentido, es crucial encontrar un punto intermedio entre estar disponible y permitir la autonomía, al evitar los peligros de la sobreprotección.
Por ejemplo, si el pequeño sufre una caída leve, es importante acercarse y brindar apoyo de manera proporcionada, sin reacciones excesivas de preocupación. De esta manera, no solo demostramos que estamos allí para él, sino que también le enseñamos a enfrentar adversidades de forma equilibrada.
Además, a través de estos cuidados, potenciamos el sano desarrollo de su autoestima y autoconfianza, alentándolo a explorar el mundo con curiosidad y seguridad.
Por el contrario, las carencias en el cuidado afectivo generan apegos inseguros, que tienen repercusiones negativas en la manera en que las personas se vinculan de forma emocional a lo largo de su vida. Sin embargo, sin importar del tipo de apego del que partas, puedes avanzar hacia un apego seguro al crecer.

Recomendaciones para los maestros para crear un vínculo y apego seguro con los alumnos.
Es importante reconocer la siguiente máxima: Sin vínculo, no hay aprendizaje. así de importante es la relación con nuestros estudiantes.
Encontrarás sugerencias en la siguiente lista para apoyar fortalecer este vínculo:
Ser en el colegio y en el aula una figura de confianza y a su vez una autoridad, fomentando la comunicación y el apoyo cuando los niños requieren resolver un problema, siendo constante y congruente en las normas para convivir entre todos sanamente, dando la sensación de seguridad y certeza creando un ambiente que le da estructura.
Fomentar la cercanía emocional practicando la escucha activa, la empatía y el contacto físico respetuoso.
Establecer rutinas y rituales que promuevan la seguridad emocional.
Promover el juego y la diversión como herramientas para fortalecer el apego, además de ser una herramienta de aprendizaje.
Evitar el reforzar conductas no deseadas, ni de forma positiva ni negativa; orientar al menor para que sepa que puede reparar los errores cometidos, tanto los académicos como los sociales.
Fomentar un ambiente donde los alumnos no se sientan juzgados o calificados todo el tiempo. Hacerles saber que con confianza pueden preguntar sus dudas e inquietudes, ya sea de manera grupal o individual. Además, durante las clases, dar cabida al error como parte del proceso de aprendizaje.
Fortaleciendo el vínculo entre los alumnos y los profesores se propicia a que también se trabaje un apego seguro en infantes en el ámbito escolar.
El fortalecimiento y la mejora del apego afectivo en nuestras relaciones personales requiere comunicación abierta y honesta, empatía y comprensión, tiempo y atención dedicados. Al poner en práctica estas estrategias, podemos cultivar conexiones más profundas y significativas con las personas que más valoramos en nuestras vidas.
Psic. Karen Martínez Contreras
Departamento de psicología. Colegio Suizo de México, Campus Cuernavaca
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