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  • Foto del escritorPsic. Karen Martínez Contreras

Pandemia y bienestar emocional en la realidad que hoy nos toca vivir.

Actualizado: 4 jun 2021


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La pandemia no sólo ha creado una crisis sanitaria derivada por el virus Covid-19, sino que desde los inicios del año pasado, los gobiernos mundiales han tratado de mantener la situación a partir del aislamiento social a manera de prevención, por lo que los expertos en salud mental ya pronosticaban la generación de una crisis psicosocial y emocional por la falta de interacciones sociales directas y ambiguas.


A un año de la pandemia en México, el panorama ha cambiado con la llegada de la vacunación masiva de la población, haciendo que conservemos la firme esperanza de que pronto esta situación pueda cambiar. Es por ello que debemos realizar una reflexión de todo aquello que nos ha enseñado esta experiencia.


Se reconoce que ante las crisis se generan circunstancias muy difíciles para muchos, no obstante, también nos dan la oportunidad de aprender cosas, la posibilidad para desarrollar habilidades prácticas, sociales y emocionales que nos hacen tener fortaleza y experiencia.


Entre los retos que han enfrentado nuestros niños y adolescentes han sido la falta de convivencia con sus pares, extrañar a sus seres queridos, el aprender a aburrirse en los tiempos libres, el poner atención y concentración a las clases frente a las pantallas, adaptarse al medio en el cual se encuentran sus padres todo el tiempo; a veces fungiendo como guías o “maestros” en las clases y tareas. Asimismo se ha desarrollado como medio de protección, el rechazo a asistir a lugares públicos por lo que ha habido la necesidad de adaptarse a vivir con poca gente alrededor y poca libertad de salir, viajar o divertirse con amigos y familiares.


En este contexto se ha suscitado en todos nosotros, en especial en los niños y jóvenes, el desarrollo de herramientas emocionales, que de otra manera se desenvolverían mucho más adelante en el desarrollo psicológico de los chicos y chicas. Esto ha propiciado a que se ejercite mayor tolerancia como comunicarse con empatía y aceptar las diferencias, asimismo a lidiar con el malestar y a manejar la frustración. Crear conciencia de la autoprotección y del cuidado de los demás. Como nunca antes somos conscientes de nuestra vulnerabilidad, pero también de nuestras fortalezas y capacidad de adaptación.


Al mismo tiempo, hemos aprendido a contar con herramientas prácticas que facilitan la interacción y el desenvolvimiento intelectual, actualmente hemos tenido mayor acercamiento a los medios tecnológicos y su uso a favor de generar aprendizajes, lo que ha derivado en favorecer la independencia y autosuficiencia para resolver problemas.


Manteniendo la visión de un panorama positivo, la crisis de la pandemia también nos ha dado la oportunidad de aprender y formar niños, niñas, hombres y mujeres con resiliencia, la cual significa la capacidad del ser humano a adaptarse a las peores situaciones, sacando el mayor provecho a las situaciones que se estén viviendo.


Por increíble que parezca nos hemos fortalecido, desarrollando así, capacidades personales y emocionales que no sabíamos que existieran en nosotros, las cuales forman parte de nuestra vida cotidiana y que pueden ser fundamentales para lidiar con los problemas y salir avante de ellos.


Es importante recordar que la salud mental también implica la facilidad de adaptación que tienen los individuos ante las situaciones que nos presenta el medio que nos rodea, así como la forma de resolver conflictos de una forma coherente y cuya finalidad es la de sentirse pleno para realizar su vida estudiantil, social y personal.


Es por ello importante destacar, que ante una situación como la que vivimos, cada uno de nosotros pueda expresar sus emociones tal y como lo vive, por lo que toda emoción es válida e importante de expresar.


En conferencia con el Dr. Antonio González Puente, director del Departamento de Psicología - Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), mencionó que muchas de las situaciones de depresión o ansiedad que se han presentado en la población estudiantil, regularmente tienen antecedentes previos y la pandemia ha sido un detonante de aquellas necesidades que ya se asomaban. En muchos casos se ha tenido la posibilidad de atender estas necesidades y afrontarlas de la mejor manera.


Ahora, debemos continuar abordando situaciones que puedan favorecer el retorno a nuestra vida cotidiana, productiva y social; en la medida que las vayamos previniendo, podremos tener mejores hábitos y resultados para transitar emocionalmente lo mejor posible.


Todo lo que hagamos o dejemos de hacer, repercute en nuestra salud, por lo tanto, es nuestra responsabilidad realizar acciones para mantener el equilibrio y la salud mental. Por ello, es transcendental mantener una vía sana de comunicación con nuestros hijos e hijas para saber, de primera mano cómo se sienten, cómo están viviendo esto y cuáles son sus necesidades y proponer las maneras en que podemos apoyarlos.


El retorno a las aulas escolares. ¿Cómo será el proceso emocional y qué podemos hacer para apoyar a nuestros hijos e hijas?


Estamos esperanzados porque dentro de poco tiempo podamos reanudar algunas actividades presenciales en el colegio. ¡Eso nos da mucha alegría! Pero ante la pronta posibilidad de cambio también nos pone a pensar si será fácil o si tendrá algunos retos que tengamos que pasar. Con ello comienzan a surgir dudas que se irán respondiendo en el camino, pero que necesitan manifestarse con previsión.


Nuestros hijos se reencontrarán con sus amigos ¿Cómo será su convivencia después de un año de aislamiento? ¿Cómo los más pequeños y los no tanto reaccionarán ante la separación de sus padres? ¿Será un cambio ágil y natural o requerirá que pongamos a prueba toda nuestra experiencia para lograr que el cambio sea llevadero?


La realidad post-pandémica exigirá adaptación y para ello me gustaría contribuir con algunas sugerencias sencillas que beneficien la situación actual y la transición a una etapa distinta que ha sido llamada “nueva normalidad”.

  • Como familias debemos invitar a ser más conscientes de nuestras preocupaciones, compartir nuestros pensamientos y emociones, crear una red de confianza para nuestros hijos que les permita lidiar con estos momentos difíciles, que se sientan sostenidos, apoyados y capaces de enfrentar los retos actuales.


  • Ante tanto tiempo en confinamiento, es importante replantear la dinámica en la que se han relacionado interpersonalmente las familias con el tema del encierro. Anticipando las nuevas formas de convivencia debemos ir avanzando hacia la adaptación. Podemos ir platicando con nuestros hijos sobre su necesidad de contacto social, planteando las formas adecuadas y protegidas para retornar paulatinamente los espacios de esparcimiento y relación con sus amigos. Platicar con ellos y prepararlos sobre el regreso a las aulas, manteniendo la sana distancia entre compañeros y profesores necesaria para continuar previniendo contagios.


  • Comprometerse a tomar todas las medidas de precaución, pero a la vez favorecer los encuentros esporádicos entre las amistades y familiares, reunirse dos o tres amigos en un espacio al aire libre (patio de la casa por ejemplo), con la sana distancia y tapabocas, realizar encuentros ocasionales para platicar, relajarse y pasarla bien.


  • Mantener y enriquecer las relaciones sociales con los seres queridos, sobre todo los de su círculo de amigos con los cuales, por la naturaleza de la etapa de la adolescencia, son los más vitales en este momento: se identifican, se comprenden, se entienden y comparten gustos afines.


  • También es saludable continuar siendo responsables con las actividades cotidianas, sus trabajos escolares, ser puntuales y fructíferos, realizar rutinas de trabajo con horarios que les aporten estructura. Aprovechar tiempos de entre clases para realizar tareas para evitar atrasos, acumulaciones y poder planear por las tardes su tiempo de esparcimiento. Al cumplir con sus obligaciones, evitarán el malestar del estrés innecesario y mantendrán un ritmo de productividad que aportará satisfacción.


  • Es básico para los niños y jóvenes evitar el sedentarismo, aprovechar tiempos libres para mantenerse activos físicamente, generar endorfinas para formar un estado de ánimo favorable, además de que mantiene el bienestar físico y mental y procura un descanso reparador por las noches.


  • Cuidar el descanso de calidad, el sueño suficiente y reparador es un aspecto que repercutirá en el bienestar a la hora de readaptarse a los horarios escolares. A muchos, durante esta estancia en casa, se nos ha “movido el reloj”, nuestros horarios pueden parecer de repente un desastre y eso debe tener solución comenzando a organizarse y a integrar un horario en el cual las actividades tanto escolares como las recreativas tengan su espacio. Los chicos deben tener un horario establecido para dormir de acuerdo con las horas de descanso que requiera su cuerpo. Esto apoyará a que las nuevas rutinas se incorporen favorablemente, y lo realicen del mejor humor posible.


  • Ocupar aquellos tiempos libres para realizar actividades que les gustan, distraerse y aprender nuevas cosas, realizar rutinas de autocuidado.

  • Padres y madres de familia hemos vivido toda una situación rara, inquietante, con incertidumbre y nos hemos preocupado por protegerlos y por el bienestar de nuestros hijos. Lo que puedo decirles es que sea como sea ellos han sido tocados por la experiencia, y si bien estamos ahí para continuar apoyándolos, también es nuestro trabajo dejarlos caminar sus propios pasos, confiando en ellos, en la comunicación en familia que debe ser un puente inquebrantable. Debemos de aceptar que ahora pasarán la experiencia de la reintegración a sus actividades y sólo experimentándola, tendrán la posibilidad de que nuevamente se adapten y se sientan cómodos poco a poco, ¡o con suerte, rápidamente!


  • Finalmente, el mantener una actitud positiva es fundamental, pensar que esta situación va a cambiar y que estamos ahora mismo en ese progreso, con el paso de las semanas esto se va a acelerar. Nuestra actitud y acciones van a determinar el grado de solución satisfactorio con el que podamos resurgir.

Les agradezco mucho su tiempo para leerme. Cuenten con todo el apoyo del Colegio para esta nueva aventura. Tengan la confianza de que trabajaremos arduamente para que este sea un agradable proceso y nos reencontremos con seguridad y alegría.

Psic. Karen Martínez Contreras Departamento psicopedagógico








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